Durante una prueba de 2 horas en las sinuosas carreteras, tuve la oportunidad de conducir la FZ1 proporcionada por el concesionario de motos de ocasión Granada Crestanevada.
Es bastante baja, y se adaptará a la mayoría de nosotros, es muy ligera y se monta en la parte delantera, como la mayoría de los roadsters del momento.
El velocímetro es bueno, la posición es natural y el pequeño manillar es perfecto para escabullirse por la ciudad. Las rodillas caben en las hendiduras (mido 1,70), pero el motor ancho será limitante al zigzaguear entre los coches en los semáforos en rojo.
La suspensión es cómoda pero firme, y está bastante bien afinada.
La caja de cambios es suave, a pesar de las típicas KLONG de Yamaha, está olvidada.
El cuadro de instrumentos es muy legible, con funciones básicas ahora, sólo el kilometraje, 2 viajes, 2 botones (pantalla y reset).
En carretera, me pareció muy fácil de manejar hasta unos 80-100 km/h donde la moto requerirá un poco más de anticipación para colocar bien el tren delantero. La trasera ni se plantea, de todas formas, dado el tamaño de la gomas (190) y la posición de conducción supermotard, si va la delantera, va el resto.
En una horquilla, se asienta con la suavidad y facilidad de una moto.
Más allá de eso, requiere un poco más de atención, y pierde un poco de precisión, y encuentra un carácter de roadster, aunque sigue estando un paso por encima de los roadsters que conozco. Por encima de los 100 km/h, me sentí menos confiado que en una superdeportiva, que es más intuitiva y va donde los ojos se sumergen.
En general, el chasis de la FZ1 es impresionantemente dócil, las curvas y las secuencias son muy fáciles de manejar, incluso con mucho ángulo. La manejabilidad es realmente el punto fuerte de esta roadster, y casi te olvidas de que estás conduciendo una moto de 1000cc.
Los frenos también son buenos, con un gran tacto y una potencia que llega enseguida; no hace falta tirar de la manivela hasta el protector.
Sin embargo, en el lado del motor, el panorama es un poco menos positivo. En primer lugar, existe ese tirón al que no te acostumbras fácilmente, que dura un segundo entre el desbloqueo y el acelerador…
Así que dime si me equivoco, parece que este defecto es común a muchos EURO3 de 4 cilindros. Por ver… Es francamente antiintuitivo. Es el colmo de una moto de placer. Y en general, me esperaba un motor del que sólo oigo alabanzas (el de la potente R1), pero es hueco en el fondo, no tan bueno en el centro y parece estar limitado por encima de las 7000rpm.
Cuidado, hay mucho que disfrutar y hacer volar tu licencia. Pero está claro que todavía tengo hambre…
Es una muy buena moto, pero el motor está castrado por el acelerador y este tirón casi me haría preferir la versión de 600cc, que en realidad no es menos potente.